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LAS PENURIAS DE UN HOMBRE LOBO




Nosotros lo hombres nos han ensenado que debemos de ser los cazadores, los que cuidamos la manada, los que debemos ser sangrientos, dueños del terreno, aunque lo marquemos y que lleguen otros a marcar, siempre nos sentiremos dueños del lugar, eso si, el tener a nuestra dama bien cuidada, protegida y que ningún macho la toque. Aunque creamos que solo una mujer debe de darnos nuestro lugar, nosotros como pobladores queremos tener a muchas hembras pero nuestra lealtad debe ser siempre a una sola.


Podemos salir heridos de una batalla pero siempre buscaremos el cuidado y apapacho de nuestra compañera. En cada herida pensamos que estamos protegiendo al grupo o haciendo el bien por nuestra especie. No podemos darnos por vencidos, palabra inmunda en el vocabulario de un guerrero, el darte por vencido ni siquiera debe ser un pensamiento, aunque lloremos solos en el bosque la única que nos escucha es nuestra alma.


Ese frío que sientes del caminar solo en el camino del lobo es solo la nieve cayendo en tu rostro, no voltees a ver la oscuridad del camino transcurrido, siempre observa para adelante en ese brillo blanco por delante, aunque el frío te quiera governar veras que el éxito estará al final y solo tu lo podrás gozar.


La lucha no esta solamente en obtener esa presa que tanto deseas, llámala como quieras, “un nuevo trabajo”, “mas dinero”, “una nueva pareja”, “algo que siempre sonaste” no importa que tipo, nombre, tamaño de ese pedazo de carne que estas de cacería furtiva, escondido y preparándote para atacar en el momento preciso, con buen entrenamiento y actitud lograras tomarla del cuello y luego satisfacerte de haberlo logrado, aquellos lobos que luchan día y noche en algún momento siempre llegan a obtener su premio.


Recuerda que en este bosque no estas solo, debes estar siempre alerta, depredadores como la pereza, la falta de gana, el miedo como también nuevas formas amenazantes como lobos débiles, sin inspiración, sin ganas de vivir, cobardes a luchar agrupándose en otras manadas y quieren convencerte de no hacer nada porque no hay razón, pensantes de formas fáciles sin mayor esfuerzo.


No dejes que te convenzan, aprieta esos colmillos, que las heridas de las luchas tenidas en tu pasado sean tus trofeos, tus experiencias las metas logradas, tus garras afiladas siempre listas para cualquier oportunidad de obtener tus sueños, esa sangre que te queda en el osico que sea la bebida del éxito de batallas pasadas, tu temple y habilidad de estar atento a cualquier amenaza, tu anhelo de triunfo.


Recuerda eres ese lobo que desea ser el líder, el macho alfa, el que levanta el pecho enardecido por otro combate a muerte por lograr tus objetivos en este bosque llamado vida. Tu comida preferida es la carne de conocimiento, saborear los huesos de las experiencias que te han dado batalla, lamer las heridas es parte de la terapia matutina para aprender de tus errores y no puedes dejar por un lado después de un día de luchas y esfuerzos, querer coronar con la compañía de tu reina, si te encuentras solo que las estrellas sean tu compañía de noche, la soledad es parte del aprendizaje para seleccionar a tu pareja.


Llegada la noche tu aullido debe ser esa música que llene tu corazón, que aliente a los demás a seguir adelante, no puedes ser líder si no tienes una manada, debes tener seguidores, eso quiere decir que debes ser guía, ser una raza que comparte sus conocimientos, una que desea hacer cambios, demostrarse a si mismo como a los demás que se puede lograr algo que uno desea, que uno puedes hacer algo diferente, tu pelaje no es como los demás, color plateado que brilla en la noche, color que se deja ver aun en los mas oscuros momentos, sera el color que pueda guiar a los demás. Ser un lobo no es fácil, pero eres el elegido para serlo. ¡Bien dicen el que tiene miedo a morir que no nazca!


Para esas orejas que te estoy hablando a ti, si a ti mi querido compañero de tropa, sigue adelante que nos espera la batalla de hoy, ¿ya afilaste tus colmillos?, que tu presa te espera, se cauteloso, prepárate y ataca; te espero al regreso para aullar juntos por tu victoria.

 
 
 

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