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UNA LAGRIMA VERDADERA EN UNA PINTURA, UNA SONRISA FALSA EN UNA FOTOGRAFÍA.

El sentir y mentir es como pedirle a la hipocresía que se quede muda. Postrada en la cama se queda la serenidad mientras la locura de nuestros pensamientos se cuelgan en las paredes, porque en el silencio de la noche es cuando buscamos la calma, pero nos topamos que es cuando nuestro yo interno quiere tener un dialogo con nosotros.


El decirnos que hicimos mal en el transcurso del día, para eso si tenemos papiros que no llenan el orgullo, lamentablemente nos castigamos duramente con lo que creemos o que hicimos mal en el día, pero cuando se trata de decirnos algo bueno o positivo hasta los grillos dentro de nuestro bosque infinito de la mente se escuchan.


En nuestra amplia Capilla Sixtina de pensamientos, ¿porque ponemos en nuestros murales normalmente los recuerdos o pensamientos mas tristes? o los que nos marcaron dando un pensamiento negativo, pintura que nos basta y sobra hasta colocar una sobre otra cada momento en que nos sentimos mal, cual remordimiento que aparece sin necesidad de llamarle.


Porque somo capaces de cometer un homicidio premeditado a nuestro bienestar, creando culpables a factores externos, sin darnos cuenta de que somos nosotros los primeros que internamente creamos la situación. Claro que existen los factores externos también que influyen a que nuestra sonrisa vaya cambiando con el paso del tiempo y experiencias como Mona Lisa, llegando al punto que cada extremo de los labios nos pese tanto creando una curvatura sin compostura.


La contraparte como mencionaba nuestra Capilla Sixtina que por dentro tiene pinturas que no queremos mostrar al público, pero por fuera queremos mostrar que somos una obra de arte renacentista queriéndola llevar a lo moderno.


Porque no romper esos moldes que nos atañen a que podamos ser sin necesidad de mostrarnos a un público, seamos una galería privada, pero de nuestros mejores momentos y si queremos mostrar nuestros errores, hagámoslo de forma satírica, que nos podamos reír de nuestros tropiezos, aprendiendo de ellos.


Esta bien llorar, pero llora de tal manera que esas lagrimas en una sola correntada lave todas esas pinturas que cargas dentro. Que sea suficiente ese rio llevandose a la cañería los malos momentos y que inicies el proceso de saneamiento para tus paredes y que aplicando pintura nueva puedas retomar a crear algo nuevo, sin tapujos, sin presión, sin miedo al que dirán, sin miedo a tu pasado.


Tomemos un pincel y lienzo nuevo, no pienses, solo pinta, aunque sea una línea pero que ella lleve sentimiento puro y sincero, tu Capilla está vacía, completamente en blanco, solo necesita una actualización, con un cuadro puedes lograr que esa curvatura que llevas cargando en tu rostro cambie de posición.


¿Estas lista?, ¿Estas listo?, es hora de llenar de colores esas emociones, en esa pared blanca!



 
 
 

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